Consulta
Una pregunta frecuente es saber cuándo es adecuado llevar a nuestro hijos al oftalmólogo por primera vez. Es tarea de los padres y del pediatra comunicarse continuamente, para valorar en sus exámenes periódicos si la salud ocular del pequeño requiere una visita al médico oftalmólogo.
Nunca es “demasiado pronto” para realizar la primera revisión de la visión infantil, aunque obviamente éstas serán cada vez más completas conforme el niño vaya creciendo, y pueda colaborar activamente en la exploración.
En el crecimiento de nuestros hijos los primeros años de vida son críticos en el desarrollo visual, ya que las áreas visuales del cerebro se están desarrollando rápidamente estimuladas por la impresión de imágenes claras sobre la retina, de tal forma que una imagen deficiente unilateral o bilateral incidiendo sobre la retina durante este período crítico, puede producir una Ambliopía irreversible.
Además de consultar al oftalmólogo en las situaciones anteriormente citadas, y aunque no exista ningún problema visual aparente, se aconsejan unas revisiones oftalmológicas rutinarias:
La salud ocular de los niños está en manos de los adultos que los rodean, especialmente de los padres y del pediatra; de ellos dependerá que los problemas oculares del pequeño sean diagnosticados de forma precoz.
Rehabilitación visual
La cirugía se realiza con anestesia local o general dependiendo de la edad. El objetivo es alinear los ojos para que se mueva igual y estén en el centro realizando el corte en el musculo y poniéndolo en el lugar adecuado para que el ojo se arregle.
La operación se realiza con anestesia con gotas, es decir, el paciente está despierto. Normalmente se operan los dos ojos en el mismo acto quirúrgico
Además de consultar al oftalmólogo en las situaciones anteriormente citadas, y aunque no exista ningún problema visual aparente, se aconsejan unas revisiones oftalmológicas rutinarias:
El sondeo de vía lagrimal se realiza en niños que nacen con el lagrimal tapado, después de cierto tiempo que se le da para que se destape en forma espontánea. Es un procedimiento sencillo que puede evitar una cirugía mayor.
Rehabilitación visual
La baja visión es una disminución de las funciones visuales, no recuperable por tratamiento y/o corrección refractiva. Se considera paciente de baja visión a todo aquel cuya agudeza visual esté comprendida entre 0.05 y 0.3, en el mejor ojo y/o un campo visual inferior a 20º en el mejor ojo. Estos pacientes mantienen una visión útil, a la que se denomina resto visual. Este resto visual puede ser mejorado o potenciado mediante la adaptación de ayudas ópticas y no ópticas y una posterior rehabilitación visual, con el fin de que estos pacientes puedan volver a desarrollar al menos algunas de las tareas abandonadas. El concepto de baja visión difiere del de ceguera. Las personas con baja visión son capaces de utilizar su resto visual para poder seguir realizando algunas actividades diarias. Sin embargo, hay que diferenciarlo del concepto de ceguera legal, que alude a aquellas personas con una agudeza visual inferior a 1/10 y/o un campo visual inferior a 10º, siendo en este caso muy difícil la rehabilitación visual.
La rehabilitación visual está orientada principalmente a obtener unos objetivos concretos, según el tipo de paciente. En niños va dirigida a conseguir un desarrollo general normal, psíquico, cognitivo, psicomotriz y socio-afectivo; en adultos se intentan restaurar las deficiencias que pueda encontrar en los diferentes aspectos de su vida; y en ancianos, lo más importante es indagar sobre sus intereses y actuar ahí donde más lo requiera, normalmente actividades de tipo cotidiano o de esparcimiento.
El entrenamiento visual no sirve para nada si no se practica bajo supervisión especializada, tanto con las ayudas ópticas como con cualquier otro tipo de ayudas. Tampoco servirá de mucho si no se enseña al paciente a utilizarlo en su vida diaria. Para que esto no ocurra y la rehabilitación sea un éxito, se debe entrenar al paciente en todos los aspectos de su vida, pero siempre con una actitud positiva ante los logros, enfatizando cada uno de ellos, para que sea consciente del resto visual que se consigue optimizar y que con los conocimientos adquiridos durante la rehabilitación será capaz de tener una vida similar a la de antes.
A través de un completo examen de Baja Visión, se observa qué capacidades visuales se poseen y qué zonas de la retina están en mejor estado para poderlas aprovechar. Una vez realizada esta evaluación, se fijan unos objetivos en función de los cuales se establecerá en qué consistirá la rehabilitación y cuánto tiempo se tardará en conseguirla. Las ayudas técnicas se dividen en cuatro grandes grupos:
Manuales, o montadas en gafas, proporcionan el aumento necesario según las necesidades de cada paciente.
Se trata de aparatos de novedosa tecnología, entre los que se haya las lupas-televisión, sistemas de realidad virtual o software para aumentar la imagen del ordenador.
Empleadas para mejorar la postura, el contraste, el deslumbramiento o la distancia de trabajo.
Permiten mejorar la autonomía del paciente sin que la visión intervenga. Así, encontramos dispositivos como pueda ser un reloj parlante o un monedero especialmente estructurado para encontrar todo más fácilmente.
El entrenamiento consiste en el aprendizaje de técnicas para el mejor aprovechamiento del resto visual y la correcta utilización de las ayudas prescritas.
En esta fase se ejercita al paciente en determinados hábitos necesarios para el aprovechamiento de su resto visual. Asimismo, el uso de las ayudas técnicas bajo la supervisión de un especialista facilita que estos instrumentos puedan ser manejados sin ninguna dificultad por el paciente cuando éste tenga que valerse por sí mismo.
La fase del entrenamiento incluye todas las sesiones que sean necesarias hasta lograr que el paciente emplee con eficacia las ayudas propuestas.
El entrenamiento es fundamental, ya que si no se usan correctamente las ayudas, no se cumplirán los objetivos. En cambio, los estudios demuestran que el 80% de los pacientes que aprenden a utilizar las ayudas, las siguen usando 2 años después de finalizar la rehabilitación.
Siempre hay algo que hacer en aquellas personas que han escuchado “ya no hay nada que hacer por su visión” necesitamos rehabilitar ese resto de visión para aprovechar mejor.
Derechos Reservados Dra. Rosa Elena de la Torre | 2015